jueves, 17 de marzo de 2011

Porque creo que en el fondo hay algo


Es uno de eses días. Nunca he sabido como describirlos. Les he llamado días de metal porque cortan cuando te acercas desde un ángulo concreto, gris perla, porque son de un color sin color, y porque a pesar de ello hay un cierto regocijo en ellos cuando te dejas. No podrías sobrellevarlos revelándote contra ellos. Recuerdo que reiteradamente les puse el nombre de “días azules”, recordando a Iván Ferreiro y a su canción. Ya me considero de por mí contradictoria, tripolar e impredecible , pero más lo es en estos días. Podría provocar una catástrofe, incendiar nubes, subir el nivel del mar y dejar unas cuantas cartas de las que luego me arrepentiría. Sobre todo, pondría patas arriba muchas cabezas. Algunas de ellas, confieso, las tiraría al río en cuanto tuviese ocasión. Otras, seguro, huirían despavoridas. Otras pocas, esas que siempre te guiñan el ojo cuando no ves, se guardarían un poco de pólvora bajo la lengua y leerían la carta incendiándose ellos mismos. Cómplices de incomprensiones, podriámos llamarles. Cómplices de vida irrefrenable. Cómplices de arrebatos y momentos y sorpresas que empiezan con un ligero gesto. De sentimientos indecisos como el gusto absurdo por seguir escribiendo sin guardar el documentos hasta el final, o de que el protagonista de la película le de al botón rojo, o de apurar ese último trago de inconsciencia etérea que aleja de lo terrestre en el momento oportuno, como creerte copista de un subconsciente que se sienta en el trono de tu mente y a quien, en el fondo, veneras. Tú, y los que no se atreven a decirlo. Tú, y los que afilan la lengua mientras tú vives. Te encanta la respiración como única verdad, y la teoría que escuchaste en una canción y te apropiaste. Y te encanta esa sonrisa que se eleva más por un lado que por otro y que hace unos años no tenías. Te encanta lo que piensas cuando se levanta la comisura. Te encanta escribir “estes” y “sólo” aunque no les guste a la Real Academia Española, y has inventado “MaraBilla” con B. Te encanta esa persona y normalmente eso fastidia. También te gustan los patrones rotos y no justificar el texto cuando escribes, y hablar de ti en primera y segunda y tercera persona .Y te encantan esas personas que te miran de esa manera clavándote los ojos. Te gusta el paso del tiempo y cavar y desenterrar y hacer volar luego. Y escuchar canciones que no conoces y que te dan algo, algo. Porque en esta vida, a cada momento sin quererlo, nuestros movimientos buscan algo, solamente eso, algo, que impulse el siguiente movimiento en cualquier dirección.

1 sonrisas:

Anónimo dijo...

este texto es una auténtica genialidad!!!:D

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