“Quédate a mi lado y espera al
atardecer”...suena una canción mientras ella sonríe con los labios pintados
frente al espejo.
Hace poco tiempo que la piel de adentro está calmada ya que normalmente se
le ponen los pelos de punta, le arañan gatos en el estómago, los pulmones se le
deshacen y el corazón pierde el ritmo... pasan las horas y nadie sabe dónde
está, pero es que está ocupada con el boceto de si misma, con cantar esa
canción o llorar con esa imagen para así cantar y llorar lo que a veces querría
decir con palabras que ni siquiera existen.
Mira a cualquier lado y si la pared supiese descifrar sus miradas...ahora
se la ve pintar algo con empeño, usando una pintura roja sobre un fondo blanco,
recortando, creando cualquier cosa que se le haya ocurrido, luego baila y sonríe
al ver su pequeña obra...no está loca, es espontánea.
Busca un momento sincero, hermoso, tranquilo. Le quedan muchas balas en el
bolsillo y sabe que aun le quedan muchas por usar, y entre lucha y lucha,
descansa sobre una hamaca sobre la hierba, con los ojos cerrados y las manos
abiertas, descalza y con las piernas encogidas. Sabe cómo se mueve el sol, lo
ve desde su hamaca dando vueltas en círculos, va y viene, recoge la luz y la
devuelve. Se moja la nuca y el pelo, deja caer unas cuantas gotas sobre el
cuello y las gotas bajan, y se vuelve a poner a la luz. No necesita más para
ser feliz que esa sensación. Ahora es infinita, en harmonía con el Universo. La
felicidad en ella siempre fue estuvo escrita con mayúsculas.
Tanto adentro. Un manojo enorme de abrazos, de miradas cómplices, de
guiños entre la gente, de besos robados, de sonrisas espontáneas, de encuentros
sin palabras, de poesía cantada, de suspiros revelados, de comisuras
encendidas, de instantes. Va soltando y robando, entre encuentros y
desencuentros, agotando hasta la última gota que ha surgido para cada rostro,
luchando interminablemente, envenenándose con rebeldía y purificándose con
bondad; y cada noche, mientras escucha alguna canción de fondo, acelera como
casi siempre, el sorbo de una taza de chocolate espeso.
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