domingo, 5 de septiembre de 2010

Cuerdas

Estamos aquí, a 15 de Enero, yo sentada en mi pupitre bajo el murmullo de un profesor de filosofía, un ruido que no interesa, que solo impide el silencio que debería adornar a la inspiración. Hace días que no escribo, porque hace días que no tengo en mi interior esa chispa que lucha por escapar, y si en algún momento pareció encenderse no he querido dejar que me quemara, pues estoy algo carbonizada para dejarme llevar por ese peligro. Así que últimamente suelo hablar de droga y de rehabilitación.
Quizás el autor de “un clavo saca otro clavo” pensaba en la misma droga que yo, en alguna espina clavada en el estómago.Yo ,mientras, sigo existiendo bajo ese estado, común pero extraña forma de vivir. En las frágiles mañanas de domingo y las quietas noches de este invierno. Desde mi cama, desde la silla que guarda mi forma, desde la ventana viendo llover, desde mi pupitre, aquí, escuchando al profesor de filosofía.”

Ya no estamos en clase de filosofía, y desde aquel 15 de Enero han pasado ya casi dos años.
Pero os diré una cosa, es posible contener el mismo pensamiento hoy que aquel día. Las cuerdas que atamos en el pasado pueden desatarse en cualquier momento, a veces lo viejo se hace nuevo y lo que buscamos lo hemos encontrado hace tiempo. A veces, corremos por impulso hasta que algo nos recuerda lo que éramos. A veces, la parte más delicada de nuestro pensamiento se inunda con el agua de un ayer, y nos roba el poder que un día robamos.

0 sonrisas:

Publicar un comentario