jueves, 11 de febrero de 2010

ROJO,,abrazada a la música.

Rojo
Suena La Rade , ritmo constante, pulsante, latente, bajo el susurro de palabras en francés. Fuertes, palabras que hablan , que parecen saltar de indignaciónn , de rabia; dulce rebelión del azucarado acento bajo la guitarra.
Distingue una frase, la visualizo, le pongo caras de gente hambrienta de revolución, cuyas cuerdas vocales gritan más que el poder.
Comienza vibrando, sigue , in cresccendo, impasible, y ese latido burbujeante que antes era imperceptible , ahora hace mucho ruído.
Y canto mentalmente, y me muevo por fuera y por dentro, notando los pliegues de la música, las puntas afiladas de Yanh.

Rojo
Una gota , otra que tropieza, cae otra más y se suma a ellas, se mezclan...
Como un río , el agua fuerte, espesa, profunda , lame las orillas, se mueve lentamente, imitando un piano indeciso que se remueve.
Le vals d´Amelie est venu, est arrivèe, chaque fois plus forte.
Como esas cosas , que aun quietas, se mueven.
Como esas cosas, que aun muertas ,viven.
Como eses momentos vacíos y llenos de un nada que lo dice todo.
Y sigue... Amelie corre por las calles de París, su bufanda ya ha llegado a Notre Dame.
Las hojas del suelo, el agua del río, giran y giran.
El agua tropieza, cae, rebienta, se desliza, llora, se encadena, se escurre, brota, sigue , sigue batiendo fuerte.
Y tras un acantilado, explota.
Al rededor del cuello de una de las gárgolas del Notre Dame, una bufanda roja está batiendo una lucha contra el viento.

Rojo
Los azulejos brillan bajo el vaho del agua caliente.
La llama de una vela tintinea.
Sólo una voz ilumina el contorno del marmol blanco.
“Hope there´s someone”, se cuela desde el interior del aparato de música, atraviesa el agua, toca fondo , rebota , y escapa.
Una voz suave y algo ronca acaricia las paredes.
La música sube, deja a un lado el piano, entra en esquizofrenia.
El vapor se eleva, se confunde.
Canto triste que relampaguea.
El agua sigue caliente y la voz se dilata resonando.
Las pestañas mojadas dejan paso a la oscuridad.
La llama de una vela tintinea , y la música ensordecedora termina por apagarla.

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